jueves, 11 de enero de 2018

89. ÚLTIMO DUELO, de Daniel Velasco

Está lloviendo. Siento el agua correr por mi frente y escucho latir mi corazón en el pecho. No importa. Cuando levante la espada y todo comience, mi mente estará fría como el acero que empuño. Lo he hecho tantas veces que apenas recuerdo la primera.
Veo a mi rival conversando nervioso con su padrino. Moviendo cuello y brazos repetidamente. Cambiando el peso de su cuerpo de una a otra pierna. Blandiendo la espada. Probablemente nunca antes se haya batido.
He participado en otros combates más duros. La guerra es ruido, caos, entrechocar de hombres y armas. El duelo es diferente, aunque la sangre a verter sea la misma: la del enemigo. Es una disección de la batalla Una pequeña parte de ésta extraída con bisturí y reproducida luego de forma delicada. Con pulcritud y orden. Pausadamente. La batalla es el diamante en bruto arrancado de la Tierra. El duelo es la misma piedra pulida por hombres diestros. Ambas tienen un mismo origen: personas con ideas enfrentadas y decisiones equivocados.
A la voz de mi padrino me levanto y encaro a mi rival. Nos batimos. Lo último que veo entre la lluvia es mi sangre empapando la hierba mojada.

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