Aquí las tiene mi señor, de tantas como llevé, tantas traigo menos una, que como ya pasara entre vacas, ahora con carnero. En la peña de la encina, el muy burro, se encabronó en bajarla toda en una, y como alas Dios no le dio… Con más trabajo que favor baje a recogerlo, y cuando al fin le encontré, a mis patadas ni dolencia ni queja espetó. Y allí mismo le desollé, y aquí le traje la piel para que vuestra merced viera, no fuera a suponer, que por beneficio mío, el carnero falleciera.
Pensar cabría en cambiar el buen pasto de la finca por la de vuestro vecino, que no tanto como la vuestra, buen comer tiene para las bestias, y nos libramos de la peña.
Y si a bien no tiene más que mandar, a mi choza iré que una semana esperan.
¡Deja la olla reposar!, ¡pero del ascua no alces! que con carne de vaca y de carnero no tanto, los nombraba Cervantes. Y no seré yo menos Sancho, que con ayuda de la peña, mi disimulo y buen mando, almorzar pueda todos los sábados, duelos y quebrantos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.