Ya debería haber pasado el duelo. Eso me dicen todos. Pero no puedo, no me resigno. Tres años son demasiados viviendo con tu ausencia, pero pocos para despedirme y olvidarte.
Conociéndote, sé bien dónde estás.
Sigo sin entender por qué te eligieron. ¿Qué vieron en ti? Te arrancaron de mi lado dejándome impar para siempre. Lo siento, pero no puedo verlo de otra manera. Aunque tú, siempre tan positiva, tan dolorosamente empática, caminaste hacia el abismo con una sonrisa en ese rostro con el que sueño sonámbulo cada día de mi vida.
Para superar el duelo necesito tu cuerpo. Ni eso tengo. Necesitaría enterrarte, en la tierra y en lo más profundo de mi estrujado cerebro. Darte por muerta. Y me niego. La misión fue un fracaso para ellos, no para mí.
Estoy seguro de que seguiste la ruta prevista hasta el final. ¿Qué me importa si perdieron el contacto con la Estación Espacial? No contestas, pero sé que llegaste a Marte, estás allí. Y algún día volverás.
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