Ahora vivo en el mar con los peces. Me gusta estar con ellos porque son mis amigos y aquí no hay guerras, hay paz. Me alimento de algas, gusanos y calamares. Aunque, a veces, echo de menos mi país, mis amigos, el colegio destrozado y a mis padres y hermanos, y lloro lágrimas sin sal que suben a la superficie y se convierten en nubes.
Estoy aquí porque en mi país había guerras y queríamos ir a otro lugar en patera. Pero la patera se hundió. Al principio me dio miedo, pero luego vinieron los peces y se hicieron mis amigos. Ellos me han contado que mi familia se salvó y está viviendo en otro país. Eso me consuela.
Y como sé que mis padres y hermanos están vivos y bien, he decidido quedarme a vivir para siempre en el mar. Jugaré con los caballitos y recogeré conchas para hacer collares y pulseras que luego dejaré a la orilla, en la arena, para que quienes vayan a la playa los cojan y se pongan contentos.
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