jueves, 22 de diciembre de 2016

19 - CONVERSACIÓN ENTRE BASTIDORES, de Ana Belén Martínez

Una noche de Reyes dos hidalgos, de Verona por concretar, hablaban sobre trabajos de amor perdidos sencillos de realizar.
—Como gustéis, viejo amigo, —decía Valentín, uno de ellos— pero yo solo sé que para domar una arpía hace falta mucho más que unos pocos gestos bellos.
—Pues yo apunto — decía el otro, de nombre Proteo— que solo es cuestión, medida por medida, de usar la palabra justa que la dama quiera escuchar y terminado el asunto.
Proseguían su diálogo, estos dos nobles parientes, cuando un tercer personaje a la charla se sumó.
—Perdonad la interrupción, mi nombre es Otelo, residente en Venecia y quiero apuntar al palique que añadir celos al asunto, no es cosa necia. Aunque abrirá la tempestad, es buena forma de ver, si la dama os aprecia.
—¿Habláis vos por experiencia? — preguntó Valentín.
—No, no, yo no. —mintió Otelo— Más bien por la de un primo, un famoso mercader, que por muchos amoríos la carne casi llega a perder.
—Mucho ruido y pocas nueces, es lo que percibo aquí. —apuntó Proteo— El amor no es tal sin arriesgar; un juego sin fin, eterno.
Y como bien está lo que bien acaba, hasta aquí este cuento de invierno.

18 - LA VACHE, LA CONDESA Y EL LAGO, de Jordi Olaria

Lavache, el bufón favorito de la condesa de Rosellón, llega agotado a su estancia, pero con suficiente fuerza para dirigirse al público.

LAVACHE
¡Queridos amigos! ¿Habéis visto la última locura de la condesa? Dicen que el otro día fue al lago a remar, y parece que forcejeó tanto el remo que terminó dando en toda la pan...za al barón de Rochester. Desde entonces, entre el servicio se la conoce como la maja de Rachester... quería decir... Rochester. ¡Podíamos decir que Dios los cría, y el agua los junta!

Se sienta junto a una pequeña mesa y se sirve vino.

LAVACHE
Aunque a mi no me extraña. Por lo visto, tanta cacería del faisán por parte del conde ha hecho que anhelé buscar caza mayor, pero al parecer, en lugar de jabalí, encontró algo más baladí... ¡algo con más plumas! ... las que todos los poetas del condado afilaron tras tal incidente en el lago.

Ya lo dice el dicho.
Si lo que quieres es llenar panza
no busques bellotas en el bosque,
olvida donde la gente danza
y no dejes que nadie te toque.

17 - EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, de Miguel Morató

Subió al vagón en el último momento, jugándose el tipo. Había llegado el día anterior para participar en un congreso internacional. Su ponencia fue todo un éxito, cosechó las mejores críticas y recibió el primer premio. Pero ahora, sentado en el tren, sólo rememoraba la pasada noche, lo que había disfrutado. Era finales de junio, el tiempo les había acompañado, pero se les hizo demasiado corto: el tren partía al alba. Le quedaba el consuelo de tener su número de teléfono, junto con la foto que le realizó saliendo del restaurante. Después fueron a la zona de copas que estaba de moda, donde intimaron más, el clásico cuerpo a cuerpo. Estaban tan bien el uno con el otro, que no les dio tiempo a culminar su unión en el hotel. La madrugada dio paso al amanecer en un abrir y cerrar de ojos, apenas tuvo tiempo para recoger la maleta y darle un apasionado beso de despedida. Ahora, allí sentado, una sonrisa le iluminaba la cara. Miraba la foto como si no hubiese nada más bonito en el mundo. Sólo se conocían de unas pocas horas, pero estaba totalmente entregado, hechizado, como en el sueño de una noche de verano.

16 - LA FAMILIA, de Miguel Morató

Había cometido un grave error, nunca debió dejarla viva, libre, pero no podía hacer otra cosa: era su querida hija, aunque trabajase para otra banda. La primera en sufrir las consecuencias del error fue su chica, golpeada sin piedad. Después su hijo era atropellado al salir de la Facultad. Días más tarde, su hermano moría víctima de una bala perdida. Había estallado la guerra.
-Así están las cosas, señores, concluyó el Comisario. Debemos parar esto, la población debe sentirse protegida, confiar en nosotros- Una noche llegó un aviso urgente, una patrulla había acudido a una casa aislada, tras un soplo anónimo. La escena era dantesca, cadáveres por doquier. La Científica determinó que el mafioso apareció con su gente, hubo un tiroteo en el exterior, muriendo gánsteres de las dos bandas. Una vez dentro, la matanza continuó habitación por habitación. Quedaron solos él y el capo de la otra organización, que estaba maniatado. Pero estaba vivo, parecía que el mafioso se había suicidado allí, delante de él. Cuando le soltaron, resultó ser su hija.
-Una mala versión de Tito Andrónico -dijo el inspector recién llegado, novato en esos asuntos.
-Parece que el amor terminó con la familia, pero fue su salvación-

15 - A MI HIJA POST MORTEM , de Carmen Salinas

Adorada, siempre en mi recuerdo e hija de mi vida Julieta:
Era tu dicha lo único anhelado en mi vida y nunca lo supiste. Estimabas que ambicionaba casarte con el conde Paris, pero no, amado fruto de mis entrañas, batallé por tu felicidad junto a Romeo tanto como lo hiciste tú misma. Era yo quien informaba a tu nodriza de los movimientos de nuestra familia, quien procuraba y protegía vuestros encuentros. No me apesadumbra que fallecieras abominándome, yo nunca he importado y mi alma ya no sufre. Pero tú, amada hija, tú… Habías de tener un destino diferente al mío. No podía dejarte encarcelar en un matrimonio con una criatura que no murmuraba en el lenguaje del amor, que abrazaba el de la vejez, novicia hija mía, como hice yo. Pero había de disimular, Julieta de mi alma, tu padre nada podía saber.
Advertí que el único lugar en el que podríais amaros en paz no estaba en este mundo, por lo que, Julieta de mi espíritu, hija de mis amores, yo proporcioné al boticario el veneno que os calmó y que tan prohibido estaba en nuestra ciudad.
Nunca ha habido historia con más vida que la vuestra.

14 - HYSTERICA PASSIO, de Carmen Salinas

He de daros las gracias, vástagas mías, pues imputándome la locura y justificándola con la vejez, me habéis hecho discernir que somos el total de los mortales los que enmascaramos semejantes afecciones bajo un halo de fingido engaño que nos impide deleitarnos de sus virtudes. Yo, Lear, rey de Britania, comprendo que allá donde el mal inexorable habita el leve no se siente y me despojo de todo cuanto no necesito para abrazar lo que requiere la hysterica passio. ¡Observadme, todos, Regan y Goneril, Albany y Cornwall! ¡Todos! ¡Ved como me desprendo de mi ostentosa indumentaria y, desnudo, abrazo el trueno, la lluvia, la tierra que nos engendró y un día nos acogerá! ¡Contemplad como el bosque me acoge cuando no lo hicisteis vosotras! ¡Gracias, sucesoras en línea que no en alma! ¡Gracias por empujarme hacia aquello que se gesta en el estómago y sube por el cuerpo gritando naturaleza! La única que estuvo dispuesta a acogerme tras vuestro rechazo ¡Fue por vosotras, el eclipse de luna y el de sol recientemente acontecidos que he sido capaz de comprender que mi único hogar es el despojo y mi única descendencia el barro! ¡Observad! Vuestro padre se desnuda. Al fin.

13 - ETERNIDAD, de Laura Pérez Caballero

No es cierto, querido Hamlet, no lo es. Por mucho que mamá quisiera convencerte tú lo sabes, que no es la muerte el camino hacia la vida eterna, qué contradicción, por dios. ¿A dónde irán entonces a parar mis huesos, ya despojados de la carne que ahora sí siente?
Ni por mucho que se empeñe Isabela en que la justicia ha de condenar la falta y no al culpable, no, no es así, yo lo sé y si muero se acabó. Adiós a lo tangible. Yo quiero sentir la realidad, tocarla, palparla, sentir la falta y el pecado como culpable que soy. No quiero filosofía que, como bien dijo Romeo: para nada sirve, para nada vale si no me va a dar más que un bálsamo de futilidad espiritual. Así que sé que tú sí me entiendes, que tú sí me darías tu aprobación. Hice mal, no debía, no tenía, pero quería. Cómo pedir perdón, si eso sería mentir. Compréndelo, querido Hamlet, me ofreció la eternidad a cambio de la peor de las infamias. ¡Una eternidad real, mi estimado, una de verdad! Yo hubiera dicho que no, hubiera, si no hubiera sido, como tú bien sabes, tan terriblemente mortal.

martes, 13 de diciembre de 2016

12 - LADY MACBETH PIUDE CUENTAS, de Esther Domínguez


¿Por qué tuve que ser tan cruel, fría y avariciosa? ¿Por qué hiciste que aspirara a mas de lo que mi conciencia podía soportr? Y, hablando de conciencia, ¿no podía quedarme en el papel de la sin corazón de esta historia? ¿Sin arrepentimientos absurdos, estériles? No, tuve que sentir remordimientos cuando ya era inútil; cuando mi pesadumbre sólo sirvió para obsesionar mi mente con una sangre eternamente pegada a mis manos. Mis pobres manos, a las que nunca volví a ver libres de ese rojo recordatorio de mi pecado. No me dejaste disfrutar de lo que había conseguido. Únicamente me brindaste una senda tan estrecha que no pude dar marcha atrás una vez hube comenzado a recorrerla. ¡Qué fin tan triste para una mujer que llevó a su marido hasta el trono de Escocia! Ese es el castigo que me impusiste por ser una mujer fuerte unida a un pusilánime. Podrías haberme dado una muerte más digna que el suicidio, el final de los cobardes. Pero eres un Dios vengativo, Will Shakespeare. Por eso me diste un punto débil que acabó conmigo. Ahora comprendo que, ni en el cielo ni el teatro, existe la compasión.

11 - DRAMATIS PERSONAE, de Sergio Haro

Llegamos a Ruanda hace meses, con el fin de realizar un estudio sobre los últimos gorilas de montaña. El trabajo se centró en un grupo de once miembros, regidos por un extraordinario macho alfa que había sobrepasado la cincuentena. Le llamé Lear, en homenaje a su doble condición de monarca y anciano. Mis compañeros decidieron seguir el juego, repartiendo personajes de Shakespeare entre los miembros del clan. Y el drama dio comienzo. Una mañana, Ofelia apareció ahogada en el río. Durante días había vagado desorientada, sin comer ni relacionarse. Poco después, Rosencrantz y Guildenstern, dos jóvenes machos centinelas, desaparecieron tras adentrarse en la espesura. Pero hubo más. La súbita muerte de Cordelia, la menor de sus hijas, sumió a Lear en una extraña melancolía de la que no pudo recuperarse. Su fallecimiento provocó la dispersión del resto del grupo. Intenté seguir sus huellas, y entonces sobrevino el accidente. La caída por el barranco, los golpes contra las ramas, el crujido del hueso. Lo demás fue silencio. Algo se mueve entre los matorrales. ¿Mis compañeros? No, un gorila. Una hembra. Rezo para que sea Julieta, o incluso Desdémona. No quiero enfrentarme a los turbios ojos de Lady Macbeth.

10 - SUEÑO REGIO, de Mª Teresa Vera de la Cruz

ÚNICO ACTO
En el comedor, mientras esperan pacientemente entre gritos y el ajetreo de las parteras quienes asisten los partos de ADRIANA y LUCIANA.
ANTÍFOLO DE EFESO: ¡Dromio, servid de los licores espirituosos un buen jarro! La llegada de mi primogénito y el de mi hermano se acerca.
DROMIO E.: Señor, a este paso no veréis con nitidez a vuestros hijos cuando nazcan. Lleváis cuatro jarros cada uno.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA: ¡Dromio, que no falte de la mesa el asado! ¡La fiesta comienza con la llegada de nuestros amados hijos!
DROMIO S.: La mesa está repleta. Los vapores espirituosos os nublan la vista.
LUCÍA: ¡Están aquí! ¡Han llegado los primos a una vez!
ANTIFOLO DE E. Y S. AL UNÍSONO: ¡Pero decidnos, burra! ¿Son guerreros o damas quiénes nos alegrarán los días venideros?
LUCÍA: Podéis entrar, mis señores, y observad con vuestros ojos vuestras creaciones.
En la sala de partos. ANTIFOLO DE E. Y S. AL UNÍSONO: ¡Válgame dios! ¡Veo cuatro, infantes!
DROMIO E. a DROMIO S. en el comedor: ¡Han bebido demasiado!
 LUCÍA: Mis señores, estáis borrachos pero he deciros que hay cuatro infantes.
DROMIO E y DROMIO S corriendo a socorrer a sus respectivos amos: ¡Señor, despertad! ¡Despertad!

domingo, 11 de diciembre de 2016

9 - SOÑANDO CON PUCK, de Purificación Ruiz

Me llamo Puck y habito en un sueño...Pero no en un sueño cualquiera, sino en el de una noche de verano. Soy un duende, ni malo ni perverso. Algo bromista, travieso, torpe... Y me divierto enredándolo todo. Mi creador me utilizó para dejar en evidencia la volubilidad humana en el amor, la fragilidad de sus pasiones. Y es por ello que os arrastro al caos y al desorden. Aunque lo cierto es que me duele que me culpéis por vuestros caprichos impredecibles, la ambigüedad de vuestras actitudes y las intervenciones del azar que tanto determina vuestros destinos. Además, ¡que levante la mano quien no hubiera deseado verter el jugo de "los pensamientos del amor" sobre los ojos de un durmiente y observar su comportamiento ! Sí , ese néctar extraído de una flor mágica atravesada por la flecha de Cupido, que provoca un profundo enamoramiento sobre lo primero que se vea...Yo lo he hecho por vosotros. Para que vengáis al teatro a disfrutar sin freno de la fantasía. Y soñar despiertos. El sueño de una noche de verano.

jueves, 8 de diciembre de 2016

8 - CHARLA CON WILL, de Mª Teresa Vera de la Cruz

—Will. Debes matar al bufón del Rey Lear. Durante la obra diferencias el bien del mal y el bufón es un monstruo. Bajo su apariencia de payaso está detrás de toda la trama.
 —¡El mal no está en el!
 —¡Piensa en el efecto que ejerce tus obras! El mundo futuro estará regido por trileros y bufones. Con verdades dirán mentiras y de las mentiras saldrán verdades. Bailarán al son de los mercados; harán de los derechos universales un chiste de mal gusto; se pintarán la cara con los colores de una bandera; serán payasos que mojen con agua fría a su público; portarán flores en sus ojales que expelerán un olor nauseabundo, a rancio, a podrido, a…
—¡No sigas! Tengo una buena frase para una de mis obras.
—¿Cuál?
— “Huele a podrido en Dinamarca”
—¡Will! En tus obras encontrarán la inspiración futuros mandatarios. Es tu deber amansar los estados. No dejes cabos sueltos.
—Otra frase: ¡El mundo está desquiciado! ¡Vaya faena, haber nacido yo para tener que arreglarlo!” — ¡Tu eres quien no tiene arreglo!
— “Palabras, palabras, todo palabras”
—Lord Chamberlain: ”la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido"

7 - MONARCAS, de Víctor Atobas

Por la mañana ella se decidió a cumplir sus deseos y escaparse, al fin, de aquellas tierras gobernadas por despóticos monarcas que parecían levitar sobre su cabeza. Pero pronto regresó al hogar tormentoso de su conciencia. Pensó por qué no había abierto el camino a machetazos, concluyendo que debía padecer algún tipo de ceguera que le había impedido ver aquella línea de fuga que atravesaba los territorios de los reyes: Capital, Edipo y Carencia. Cuando atardeció, salió de nuevo y se encontró con Capital, quien le dijo; “Si ante mí reconoces que quieres fugarte, te indicaré los caminos de salida”. Pero ella, desconfiada, pasó de largo. Por la noche se perdió en el Triángulo Gigante de Edipo, pero, gracias a las incendiarias intensidades de su cuerpo, escapó. Anduvo hasta toparse con Carencia; entonces los deseos incendiaron su cuerpo, carbonizando a esa reina cruel. Después tomó la línea de fuga.

jueves, 1 de diciembre de 2016

6 - LA ENCRUCIJADA, de Paloma Casado

Le había dado muchas vueltas, pero esta noche debía tomar una decisión. No podía seguir viviendo así, con esa duda que regía todas las horas de su vida. Desdémona, ignorante de su encrucijada, le esperaba bella y voluptuosa en el lecho. En su cabeza resonaban las acusaciones de Yago, su consejero fiel. Sus palabras siempre eran convincentes, pero no hubieran sido tan embriagadoras si no hubieran salido de sus labios. Esos labios que le hacían estremecer cuando susurraban próximos a su oído. Como sus brazos poderosos, los únicos capaces de ofrecerle amparo o sus manos que parecían abrasarle cuando se posaban en su hombro. Sintió el corazón agitado al recordar a su alférez y supo que el destino estaba escrito, aunque ella nunca llegaría a saberlo.
–¿Habéis rezado esta noche, Desdémona?