—Tres; Dos; Uno.. ¡Disparen!
Los dos se dan la vuelta y aprietan el gatillo. Ambas pistolas de chispa no se accionan. Se miran temblando como los raíles de un ferrocarril con su aproximación.
—¿Qué hacemos?—Dice Jon.
—Usted puede hacer lo que quiera, yo ahora mismo no le voy a dejar de apuntar.—Responde Billy.
—Entonces, haré lo mismo.
Los dos se miran sin mover un solo músculo.
Jay mira al cielo y reflexiona.
—Siempre he pensado.., que los hombres estamos tan enfrentados como la noche y el día. Usted y yo nos batimos en duelo por un campo. La noche y el día, por un basto terreno, por el cielo.
—El día y la noche comparten el mismo terreno. No es lo mismo.
—Claro, aprendieron a ganar los dos. Cada uno de ellos planta y riega lo suyo con sus propios medios. Respetan sus reglas y sus límites, pese a usar el mismo ámbito.
—Sí. Pero ni el hombre ni sus armas han aprendido de eso..
—¿Por que será?
—Porque el sonido de una bala llega más lejos que el de un apretón de manos..
¡Bang! ¡Bang! Dos balas, dos cuerpos caídos. Un campo vacío, sin noche ni día..
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