miércoles, 31 de enero de 2018
321. DUELO POR TI, de Felipe Plasencia
Duermo, no sé si sueño, y me acuerdo de ti. Si algo se parece al cielo debe ser el mundo de los sueños. Me acuerdo de ti, de todo lo que fui contigo, de todo lo que tú hiciste para que yo fuera. Me pariste, criaste, me ayudaste a andar, me enseñaste a vivir, sin ser propiamente mi madre. En esta vida no solo hay una madre biológica, hay muchas más madres que te ayudan a seguir viviendo, sin decirte una palabra, solo con un gesto o una actitud, te dicen cual es el camino nuevo que hay que tomar después de mirarnos cara a cara la muerte en los raíles del tren de los relojes, en las vías del metro del tiempo, caminos oportunidades que labran los presentes que sentimos al lado de los seres queridos, que nos han hecho de madre y que por eso añoramos cuando se van para siempre. No solo queremos a nuestras madres adoptadas o adoptivas, mujeres u hombres, somos capaces de amar a nuestros hijos, los que vendrán en el futuro a exigirnos amor, a exigirnos un lugar en esta tierra. Igual nos añoraran y nos echaran de menos cuando duerman o sueñen.
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