martes, 9 de enero de 2018

79. PALACIO ROSANEGRA, de Mª José Sánchez

Basta un mínimo gesto delator para destapar cualquier traición. Y es que, casi siempre, resulta preferible confesar a tiempo.
Explosivo como la pólvora, corría por el municipio de Villamauro cierto rumor según el cual la joven esposa del marqués de Santiñaga se veía en secreto con un extranjero recién llegado. No transcurrió demasiado tiempo hasta que el noble señor pudo comprobar per se la veracidad de tan desafortunada noticia. Organizó un baile en el Palacio Rosanegra; durante el mismo observó con lupa el comportamiento de su mujer y su supuesto amante, al que, previamente, había hecho llegar una invitación. Sonrisas contenidas, furtivos roces de manos, miradas cómplices. No cabía duda. A ello habría que sumar el oportuno desvanecimiento de la marquesita, acompañado de posterior confirmación de embarazo, cuando por todos era conocida la esterilidad del marqués.
Consumido por la ira, el caballero de sangre azul clamó al cielo que la venganza sería soberbia. Un duelo con armas de fuego se cobró la vida del italiano Luigi, padre de la futura criatura. La adúltera fue desterrada y separada del pequeño bastardo, quien acabó entregado en adopción.
¿Leyenda? ¿Realidad?
De repente, el desgarrador llanto de un bebé aterroriza al grupo de turistas...

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