Duelo. La sangre de la mujer, ya muerta, resbalaba lentamente y se colaba por las rendijas del alcantarillado.Necesitó tres disparos para derribarla. El cuarto, que se dirigió a sí mismo, siempre debió ser el primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.