viernes, 5 de enero de 2018

69. QUE DUELO PORQUE NO DUELO, de Rosa Mª García

Como no soy Mademoiselle Maupin, mis dos amantes, sabedores de su deshonor, desvelaron la intención de batirse en duelo por mi amor. Afligida, con el rostro cejijunto, embargada por un pueril hastío de dolor, decidí examinar los floretes de hoja estrecha y punta afilada, elegidos para el combate. Nada inusual salvo el beleño que, al estilo hamletiano, unté en el extremo de una de las espadas (no me pareció acertado, por extravagante que parezca, envenenar, además, la bebida de las copas que servirían de solaz en los escasos momentos de descanso). Sofocando mi anhelada tristeza y apaciguando mis lamentos y sollozos convine que en el combate se intercambiaran las armas, cual disputa entre Laertes y Hamlet, alegando ecuanimidad y justicia. Del arcón de cada uno de los padrinos surgieron resplandecientes los floretes. ¡No puedo soportarlo! Me retiro de la espesura donde tiene lugar el enfrentamiento y pienso en el fingido duelo póstumo que he de sufrir por la certera muerte de Rodolph y de Vladimir. ¡Oh, Dios mío, Dios mío, Dios mío!... Pero, un momento. Disculpen: me espera en el carruaje mi nuevo tercer amante: esplendorosa juventud y lozanía. ¡Crimen perfecto!

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