Dos gotas hermanas caen de un mismo racimo, una blanca y otra oscura. Con pereza, se deslizan por el tao de la vida. Su historia narra así:
Golpeamos con vehemencia una tierra de don nadie, un escenario alegre pero temeroso. Nos secamos para evaporarnos en poderes universales que dominan las leyes de la vida, un poder que sesgamos con egoísmo al azar.
Yo soy el bien, el amor, la paz, la luz y la virtud. Construyo un barco lleno de libertad que con paciencia intentas inundar. Nos azotamos y revolcamos con efervescencia bajo la luz de las estrellas. Yo golpeo un poco y tú otro poco más.
Tú eres el mal, el odio, la guerra, la oscuridad y la vileza. Con dulce amargura, construyes un barco lleno de semillas muertas que cultivas en tierra quemada. Nos azotamos y revolcamos con efervescencia bajo la luz de las estrellas. Tú golpeas un poco y yo otro poco más.
Somos entes interdependientes que corremos con fulgor por un planeta de duelos y antónimos. Mi amado némesis... te quiero y te destruyo. ¿Odias mi amor? ¿Amas mi odio? No importa, siempre que existas, yo te seguiré. Mi estimado yang... por siempre seré tu yin.
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