Persiguiendo con sus cachorros a unos ciervos en manada, una vieja Leona se topó de frente con una Cierva PREÑADA, que cansada de correr, se quedó a plantarles cara.
Los cachorros, hambrientos, a ella se acercaban. Se interpuso la Leona y con autoritario rugido, les dijo: Dejadla, no le hagáis daño, antes prefiero morir que matar a quien aún no ha nacido.
Años después, esa misma Leona, vieja y enferma, era atacada por dos hienas resentidas y traidoras. Casualmente, llegó la Cierva con su hijo joven y fuerte y ambos, para ayudar a la Leona se enfrentaron a las hienas, que huyeron despavoridas ante la fiereza de su acometida.
La Leona, agradecida, les dio las gracias. Contestó la Cierva : Tu también salvaste un día nuestras vidas.
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