210. LA LUCHA DEL DUELO EN CINCO ACTOS, de Patricia del Olmo

Clara salió con lo puesto. Pensó con rapidez ya que tenía muchos frentes abiertos.
A sus padres les explicaría la situación de crisis y falta de trabajo. Con su marido, no había que disimular, conocía el confuso horizonte. Y ¿a los niños? Los niños son especiales, seguro que lo aceptaban sin traba alguna.

Ya en la parada del autobús un desconocido hablaba sin parar de los entresijos del paro.
Puso los ojos en blanco y suspiró por el dichoso “tema estrella” del que no podía ESCAPAR.
Intentó pensar algo DIFERENTE, pero no lo consiguió. ¿POR QUÉ A MÍ? Se preguntó en un ATAQUE DE LÁSTIMA. Al momento recordó a Sibila con aquella sonrisa a medio gas. ¡Menuda arpía y mala persona! Ganas de DARLE UNA TORTA era lo que tenía.
Quiso levantarse con la intención de ventilar todos los trapos sucios de la traidora, pero no pudo despegarse de la silla sintiendo una pesadez que derivó en TRISTEZA.

Llegó el autobús a rebosar de gente y ni siquiera paró. Se levantó resuelta, se atusó el vestido y rememorando a Escarlata O´hara en aquella gloriosa escena antes de iniciar el camino a casa, dijo en voz alta: “YA LO PENSARÉ MAÑANA”