domingo, 14 de enero de 2018

101. EL DUELISTA INVENCIBLE, de Francisco Javier Toledo

Los dioses le concedieron un don, el de que nunca podría morir durante un mes que tuviera más de 30 días, y él lo desaprovechó haciéndose duelista. Desafiaba a los hombres para quedarse con sus mujeres y su dinero. Provocaba agravios en el juego tildando de tramposos a sus oponentes, o se amancebaba con esposas de enriquecidos maridos, con la finalidad de ser retado. Siempre escogió los meses adecuados para batirse, por lo que nunca perdió un duelo. Nadie conocía su secreto, con lo que él, con una excusa o con otra, invariablemente conseguía reñir en un mes que tuviera 31 días. Como tenía fama de invencible, logró mucho dinero chantajeando a ricos nobles ofendidos que cobardemente reculaban entablar un duelo con él. Otras veces trabajaba al servicio de opulentos poderosos, peleando los lances de honor en su lugar a cambio de una suculenta recompensa.
El 2 de octubre de 1582 este pendenciero se batió en duelo y, al ser derrotado, allí mismo murió...
Las lentas comunicaciones de aquella época, o su ignorancia, impidieron conocer al duelista que Gregorio XIII había dictado una bula por la que decretó que aquel mes de octubre sólo tuviera 21 días.

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