viernes, 5 de enero de 2018

60. LECCIONES, de Eva García

Tras la enorme palabra a destiempo va el puñal trapero que se clava justo donde más daño hace. Por eso, antes de que la sangre llegara a manchar nuestros expedientes, Matías agitó un guante en el aire para captar la atención de todos.
―¡Un duelo ! ―exclamó con el aura autoritaria que le confería ser delegado. Y con la suficiencia del que sabe: era un empollón empedernido que hasta leía libros que no eran obligatorios.
Nos explicó, con gran regocijo general, lo del guantazo y los pañuelos de las damas. Aseguró que los padrinos del bautizo y los Kleenex no valían y discutimos sobre el papel de las doncellas, porque muchos no lo entendíamos. Sospecho que tampoco él, pero la palabra era bonita.
Se nos pasó volando la hora de ausencia del profesor. También se nos pasó el enfado a Jaime y a mí con la ilusión de ser los protagonistas del juego durante el recreo. Acordamos sin tragedias que Laura y Manuel fueran las doncellas porque llevaban lazos en la cabeza, Matías nuestro padrino compartido y, como arma, elegimos sendas ramas del olivo del patio.
No recuerdo que nadie perdiera. Años después ambos seguimos sonriendo cuando rememoramos aquel día.

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