viernes, 5 de enero de 2018

58. TIC TAC EN UN DESIERTO DE SAL, de Inés Gimeno

Un hombre, Pedro, desde un sofá, en un desierto de sal, observa los pasos de su mujer.
Tic, tac, tic, tac.
Una mujer, que ya no recuerda su nombre, arrastra los pies en la orilla de un mar de lágrimas. Cabizbaja, busca una concha para poder escuchar, tal vez, al mar.
Tic, tac, tic, tac.
El hombre, sentado, perdido en el desierto, empieza a entenderlo. Sin poder moverse, invoca al viento para que destape su ausencia. La de su niña, muerta.
Tic, tac, tic, tac.
La mujer encuentra una caracola a quien poder hablar, y le susurra suplicando una respuesta:
- ¡¿por qué?!
Tic, tac, tic, tac.
Tic. Golpea. Tac. Con fuerza.
Tic, tac, tic, tac.
Intenta el olvido avanzar. Pero no es éste quien viene, sino el silencio que queda después del llanto. En ese poso que dejan las lágrimas, en ese desierto de sal, pasan los días como si fueran viento, y destapan el recuerdo, la añoranza, con el paso del tiempo.
Y así caminan Pedro y mujer, enterrando sus pies en la arena blanca de sus almas. El uno sentado, ella en la orilla, buscando ambos una voz que vive en el silencio.

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