Los finales a medias duelen el doble.
Tú queriendo estirar el orgasmo
y yo intentando soportar la angustia.
Un duelo acurrado en un pecho en el que ya no late un corazón.
Dejando de un lado el amor que yo confundo con lamento.
Y con gasolina que vierto en tu risa
pero ahora que no hay chispa no arde.
Y no hay fuego, ni señales de humo.
Hay ceniza y un montón de cicatrices.
Un arañazo en las promesas de volver.
Porque te has ido.
Pero sigues a un lado de la carretera.
Otra vez.
Pidiendo socorro y cargado de excusas.
Qué tú eres tú. Que ya lo sé.
Que el odio es odio. Y el amor, el amor no aguanta todo.
Ni si quiera aguanta un poco.
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