miércoles, 24 de enero de 2018

190. UN TEATRO BAJO EL LOMO DE UN LIBRO, de Mariano Seral

-¡Hola Manuel! ¡Me alegra volver a verte! ¿Qué tal estás? –dijo Azucena con una sonrisa ecléctica.
- ¡Qué grata sorpresa! ¡Anda ven dame un abrazo! – los dos se estrujaron intentando extraerse el jugo almibarado del gran afecto que se sentían.
- ¿Te han llamado para la obra?
- Sí para “El duelo”, haré de padrino, no tengo muchas frases pero mejor eso que nada…
- Bueno, creo que seremos compañeros de reparto, hacía tiempo que no me ofrecían un papel de teatro, ya sabes que siempre he estado entre guiones de cine.
Azucena y Manuel se tenían un especial cariño, habían sido en más de una ocasión sujeto y predicado de una misma frase conjugados por diferente verbo. Mañana una vez más saltarían de la hoja de un libro a través de los labios de un actor al aire, e intentarían llegar al corazón del público. Era un camino largo y arduo, en ocasiones era monótono permanecer enclaustrados tras las gruesas tapas unidas por la bisagra de un lomo, esperar a que se abriesen y un actor les diese la oportunidad de cobrar vida, movimiento, pero lo más emocionante era saltar desde ese trampolín del teatro al espectador.

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