No quiero agonizar solo, en un triste lecho, viejo, atormentado,
pensando en que las personas felices se parecen todas mientras que las
infelices nos encontramos perdidos, tratando de sobrevivir sujetándonos
al invento que es el bien inventado.
El mundo, es cierto, nos rodea y solos o acompañados moriremos ya seamos
ricos o pobres, pasaremos por aquí. Y no quiero, no deseo ver como mi
vida se convierte en un sueño, por eso, me levanto y saco mi copa y doy
un golpe con mi pie para mirarme después al espejo y ver la imagen
reflejada del hombre que empieza, que brinda conmigo, que me anima a
cerrar la puerta para empezar de nuevo, para vivir.
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