lunes, 30 de enero de 2017

100 - SOÑAR, de Óscar Montes

Soñar o no soñar, querida Ofelia. Sobre todo soñar con los ojos abiertos. Lo contrario es dormitar en la nada; es morir en un vivir sin mares ni estrellas. Pues sólo el que sueña despierto puede sortear los quebrantos y demás sepulturas que la vida va plantando en su camino, mientras que los que permanecen con los ojos cerrados, no saben vivir sin tanto hoyo y duermen en vilo, sepultados bajo el temor a misma vida; huestes de cadáveres precoces aún inmaduros que anhelan el silencio inagotable que a todos nos espera. La prudencia ahuyenta nuestro profundo temor, farfullan entonces, con una voz que, siendo la de todos, no es por lo tanto la de nadie. En realidad, ni siquiera farfullan; son farfullados; comparten un miedo enorme, institucionalizado, que habla en nombre de todos y termina por ocupar cada uno de los espacios. Están sin llegar estar, porque para estar, hermosa Ofelia, hay que abrir nuestras puertas y soñar. Espero, graciosa niña, que tus oraciones estén a la altura de mis sueños. Ahora cerremos los ojos y descansemos.

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