-Doctor, mi vida es un castillo en las nubes. No sé, es como si no
perteneciera más que a augurios que yo mismo invento. La realidad es un
muro que choca contra lo que soy una y otra vez. Las relaciones, la
conciencia de las otras vidas, todo, todo aquello que alimenta el
laberinto de mi corazón, ha de pasar primero por el filtro de las
señales y de la magia. Soy, de algún modo, consciente de lo irracional
de mi proceder, pero para llevarme al acto, para mover ni tan siquiera
un dedo, necesito que ocurra algo irrepetible, como que ahora mismo el
sol se refleje en ese charco de agua sucia y deslumbre a ese repartidor
de bebidas, evitando así el atropello injusto de esa mosca que va
despistada haciendo círculos en el aire...
Cosas como estas han de sucederme todos los días, porque si no nada
tiene sentido, y si nada tiene sentido me aburro, y si me aburro
enseguida me quiero morir, y esto dirá usted que es malo, y yo estoy
totalmente de acuerdo con usted, doctor...-
-Pero entonces, Hamlet, ¿qué podemos hacer?...-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.