Los principales protagonistas de las tragedias del Bardo de Avon han sido convocados por Mercucio ante su tumba.
Lear: ¿Qué hacemos aquí?
Mercucio: ¡El de Avon no era nuestro padre!
Macbeth: ¿Quién sino?
Julio Cesar: ¡Naderías!
Ricardo III: Que si un masón llamado Bacon, que si un conde sin ínfulas de posteridad muy cercano a la reina Isabel…
Otelo: ¿Cómo de cercano?
Todos: Cercanísimo… el de Vere.
Ricardo III: Que si un homosexual, ateo y espía llamado Marlowe…
Hamlet: Entonces, ¿no debo mi nombre al hijo fallecido de William que se llamaba Hamnet? ¿Soy, no soy?
Romeo: Quizás. Algo oí.
Mercucio: Al parecer, no tenía formación suficiente para crear una obra de tal magnitud. Era un actor mediocre, que ni siquiera representó sus papeles más famosos.
Otelo: Oí que murió de una gran curda…
Mercucio: ¿Buscando nuevos autores, quizás? (Se miran abrumados)
Macbeth: Pero, ¿por qué?
Mercucio: Intrigas, complots, espionaje, chantaje…Todo es posible.
Romeo: ¿Quién, entonces?
Mercucio: Fuenteovejuna. (Se miran extrañados)
Todos: ¿Y quién es Fuenteovejuna?
Mercucio: ¡Todos a una! (Murmuran enfadados)
Todos: ¡Demuéstralo! Mercucio: ¡Coged las palas!
Todos: ¿Por qué?
Mercucio: Dicen que su tumba guarda documentos en su interior; igual, nuestra partida de nacimiento.
Lear: (autoritario) ¡Procedamos!
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