viernes, 27 de enero de 2017

83 - DESTINO, de Lucas Romano

"Donde hay niños no hay penas", dice lady Lenox. Lady Macbeth asiente, sonríe, mira a los niños. Le gustan estas reuniones con sus amigas en Inverness, mientras los hombres cazan o hablan de sus cosas. Su hijo William es nombrado caballero por el hijo de la duquesa de Cathness, un niño delgado de pelo color zanahoria. Hay una brisa agradable en el jardín del castillo, en el aire se aprecia el tenue aroma de los rosales. La viuda Menteth le da un codazo y señala al joven mozo de cuadra que pasa frente a ellas con un caballo recién cepillado. Se oyen murmullos, risas apagadas. Lady Macbeth ríe, deja su labor, está feliz. Piensa en su marido, el nuevo señor de Glamis y Cawdor. Ahora pueden afrontar el futuro con tranquilidad, sirviendo a Dios y al rey nuestro señor. Una vejez tranquila cuidando de su marido y sus hijos, ¿acaso hay mayor felicidad para una mujer?.
Despertad! Despertad! Lady Macbeth siente la mano de su esposo sacudiéndola con firmeza por el hombro. En su voz hay un atisbo de inquietud. "Llegaron mensajeros, el rey viene esta noche". Lady Macbeth abre los ojos, se incorpora, mira a su marido. "Lo haremos, no verá más la luz del día", dice.

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