domingo, 29 de enero de 2017
92 - NOTA DE PRENSA, de Paz Monserrat
Al entierro de Cervantes, en el convento de las trinitarias descalzas de
Madrid, acudió el flamante fantasma de William Shakespeare, fallecido
la semana anterior y todavía indeciso entre el aquí y el más allá. No
lo pudo recibir Don Miguel, que tan solemne y austero lucía con el
sayal franciscano, pero sí le hizo todos los honores su representante
inmortal, Don Alonso Quijano.
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