—Ya has escuchado a las tres secretarias, un día serás CEO…
—¿Esas brujas? Estaban borrachas. ¡Ellas qué sabrán!
La pareja observa desde la barra, mientras la cena de empresa entra en su fase decisiva.
—Aprovecha ahora, ataca —susurra la mujer al hombre que se dirige, sin mucho ímpetu, a la mesa en la que está sentado el Consejero Delegado.
—Quizás no es buen momento, pero… hace tiempo que vengo trabajando bien, tal vez…
—López, es usted uno de los mejores elementos de nuestra compañía, no me olvido de usted.
—¿Entonces…?
—Mmmm… ¿Qué le parece ser el nuevo CCO?
—Es que ya soy CTO…
—Pensé que usted era el CMO
—No, no, soy el CTO… Bueno, espere… ¡Cariño! ¿Qué soy y qué quiero ser?
La mujer de López se acerca a la mesa y contesta:
—Eres CTO y quieres ser CEO
—Eso, eso, perdone Consejero Delegado, ¿qué tal ser el nuevo CEO?
—Pero es que el CEO soy yo… ¿no?
—¡Pardiez! Es posible, sí…
La pareja se retira de nuevo a la barra:
—¿Seguro que las tres secretarias no dijeron que algún día sería el nuevo CIO?
—Calla, López, calla, para otra vez déjame a hablar a mí—zanja la mujer.
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