viernes, 27 de enero de 2017

82 - UN BUEN FINAL PARA FALSTAFF, de Alberto Palacios

Ahí llega, tambaleándose como un tonel con patas, borracho y gordo, con la barba desmadejada, el pelo largo y sucio y el brillo de una vida larga y bien aprovechada en sus ojillos de bebedor.
Ha sido amigo de príncipes y un mal recuerdo de reyes, consejero y bufón, amante de las carnes blancas y los licores rojos, bromista, ingenioso, cobarde cuando había que serlo… mejor decir aquí corrió que aquí murió.
Pero miradlo ahora cómo viene, es ya tan viejo, tan gordo, que ni el mismísimo Shakespeare sabría darle un buen papel. Dicen que el bardo busca una manera de quitárselo de encima, de sacarlo de sus obras de una vez por todas, pero que no sabe cómo. Si al menos viviera en Castilla sería fácil juntarlo con aquel loco de los molinos y olvidarlo en alguna venta, pero aquí entre la lluvia del mar del norte y las hadas no se le ocurre como darle un buen final.
Falstaff ya está llegando, disimulad, huele a vino, sonríe y se le ve la boca desdentada, ¡quien pudiera decir que ha sido consejero del rey! quizás si el monarca le traicionara, si olvidara su nombre, si le invitara a desaparecer…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.