Pócimas, ungüentos maravillosos, bebedizos varios con los que obrar
magias y hechizos…no tienen para Puck secretos. Travieso, urdo enredos
con ellos. No escatimo en medios con el fin de burlaros o liaros. Verter
puedo sobre vuestros párpados dormidos unas gotas que, al despertaros,
de un asno os haga caer enamorados. “A mí no”, “a mí no”, decís
confiados. Pues sabed que si en algo estoy especializado es,
precisamente, en filtros de amor. Y si pensáis en frascos conteniendo
algún elixir portentoso, no os engaño si anuncio que estáis bien
equivocados.
Los filtros de los que ahora os hablo no se beben, pero se ven. Para
vuestros teléfonos móviles los preparo, de tal suerte que, al haceros
una foto, ganas os entren de retocaros. La imagen así trucada difundís
con la esperanza de que los demás os vean bellos, y con ello, quizá,
excitar el deseo de alguna mirada amartelada. ¿No es este, acaso, el
efecto esperado en remedios de amores embrujados?
No culpéis a la vanidad de tales actos. Sabed que, como ser feérico que
soy, a capricho me divierto a vuestra costa, y tan presente estoy en
vuestras vidas que, detrás de cada código PIN, siempre hay un “PUCK”.
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