jueves, 12 de enero de 2017

36 - SHAKESPEARE DE MIERA, de Jesús A. Redondo

Los pasiegos odiaban el plan de la fábrica de cañones de Liérganes. Esquilmarían los bosques y trastornarían su pacífica vida. Richard Curtious, joven ingeniero, estaba enamorado de Celina Santayana, la única persona del valle que no lo miraba con ojos corvos. Lo emboscaron cerca del mirador de Covalruyo. Richard, soldado avezado, puso en fuga a sus agresores hiriendo mortalmente a Amalio, hermano de Celina; esta, durante algún tiempo, se debatió entre la venganza y el amor. Finalmente decidió huir con Richard fuera de aquellas montañas. Los jóvenes amantes urdieron un plan. Los casó en secreto el monje de Bosquemado. Ella tomó una pócima de una herbolera sobana que paralizaría su corazón por el tiempo de Lázaro. Todos la darían por muerta. Pasados los tres días Richard fue a buscarla. Ni besos ni zarandeos lograron despertarla. Convencido de su muerte se clavó una daga en el corazón. Celina despertó y desesperada usó el mismo puñal para unir sus almas. Años después un marino de Mirones dijo que los habían visto por Cuba. Y esto es lo que el decimoséptimo conde de Oxford, Edward de Vere, más espía que viajero ilustrado, escuchó contar a un carretero meracho en las atarazanas del Astillero.

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