martes, 31 de enero de 2017
104 - MI HÉROE DE NOVELA, de Ignacio Calle
Entré en la habitación. Tendido en el lecho estaba mi Oberón adormecido
por las hadas del tiempo. Se incorporó súbitamente, y levantando un
brazo, señaló a la pared diciendo delirante: “Padre, ¿Eres tú?” Parecía
como si un espectro blanco pasara ante sus ojos. Volvió a ensoñarse y
cogí su mano susurrando: “Tranquilo mi Hamlet…” Entoné el willow,
willow, willow…para sosegarle, y mientras mi voz se ahogaba, constreñida
por las manos oscuras de su cercana muerte, evoqué tiempos pretéritos.
Aquel que ahora yacía diezmado, había sido un fanfarrón, un orondo y
simpático Falstaff; seductor como Valentín y delicado a la vez, como
Romeo. Recuerdo sus risas de taberna, contando cómo me había
conquistado, a mí, a la Porcia más difícil, recitando poemas tras los
matorrales del jardín cercano, emulando al rey Enrique. Un Puck con
galanterías de Claudio que había amado y desdeñado las riquezas
materiales que el mismísimo avaro Shylock, hubiera denunciado sin
compasión. Nunca fue hombre de rencores ni celos, declarándose un
antagonista de la tiranía de Macbeth; un alma limpia y única, noble, un
Adrián de Armado salpicado de leyenda. “Duerme para siempre mi príncipe
de Verona”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.