Casi sin proponer fue mera casualidad, quiero pensar que el caprichoso destino hace que las personas se crucen por nuestro camino.
Era mi sueño, una aventura a la cual me correspondiste.
Tumbados en la noche ante tan gran e inmenso cielo lleno de estrellas, casi las tocamos, oímos el silencio de las montañas, fue hermoso.
Qué poder tiene la naturaleza, bebimos de esa agua que manaba airosa y caprichosa por las entrañas de esa ladera.
Comenzó una sensación que me iba abrazando y me acunó durante nuestro camino.
Quise averiguar el porqué de un cambio hacia tu ser. Pasaron los días y esa dulzura me cautivó, quizá mi devoción fue apresurada.
Presuntuosa y obstinada de conseguir el amor que nunca me diste, sin reproches, con humildad y sin rencor, se fue mi ángel, tan solo quedaran recuerdos que poco a poco el tiempo los harán desvanecer.
Con un intenso dolor, derrotada, te dejo partir.
Aún mi oído no deja que se marchen tus dulces y temblorosas palabras de halagos y el consuelo que me ofreciste.
Eché un pulso del cuál no salí victoriosa, mi hiel se cristaliza cada día, en cada instante que te pienso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.