martes, 31 de enero de 2017

106 - A BUEN FIN NO HAY MAL PRINCIPIO, de Javier Palanca

Mientras siga leyendo sus obras, sabe que no podrá escribir ¿Cómo hacerlo sin sentirse mediocre? Pero mientras las posea será incapaz de no sumergirse en ellas una vez tras otra.
En un alarde de fuerza, como entre lamentos de una amante, los deshoja como margaritas y amontona todas las páginas con la intención de prenderles fuego; pero no pudiendo evitar un último vistazo, lee frases entremezcladas que le dan una idea que le parece soberbia: Creará una historia con breves lecturas al azar.
Sentado en el escritorio, va cogiendo una hoja tras otra mezclando personajes y hechos dispares. Así, por ejemplo: Hamlet se interpone entre Teobaldo y Mercucio, que se despide con un “morir es dormir”; Otelo, ante burdas insinuaciones de Falstaff, acude a Puck para que Ofelia olvide a Desdémona en un “ser o no ser”, y Romeo asesina a Duncan y reina con lady Macbeth durante un cuento de invierno.
Tras escribir unas doscientas páginas, da por concluida su hazaña y, entendiendo de su destino, las pone sobre la pira y arroja sobre ella una vela encendida. Las llamas, al ascender, agrandan su puro corazón y lo engullen en los sueños de una noche de verano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.