jueves, 5 de enero de 2017

20 - TESTAMENTO, de Antonio Polo

Y allí estaba Cordelia, apoyada la cabeza sobre el cristal de la Notaría, fija la mirada en la iluminación navideña. Mientras tanto el procurador retiraba la documentación y sus hermanas, sentadas alrededor de la gran mesa de caoba del despacho, hacían un gran esfuerzo por no saltar de alegría.
“La casona de Hondarribia y el caserío de Zumárraga para mi hija Goneril. Las acciones del astillero de Zamacona y la casita de Neguri para Regan” -había leído el Notario sin levantar una ceja sabedor como era de lo que venía después. “Y eso es todo. Firmado en Zarauz el 26 de Diciembre de 1996”.
Veinte años atrás, apoyada la cabeza sobre la balaustrada del caserío, Cordelia recibía del padre la primera voluntad que a la sazón fue también la última. Al fondo vio entonces las luces de Hendaya, la telaraña de la enorme estación del ferrocarril y mucho más al norte intuía ya París.
“Es todo” -repitió el Notario. “Es casi todo” -precisó Cordelia. “La Comunidad Europea acaba de ordenar la devolución de las ayudas del Estado a los astilleros vascos. Zamacoa está en quiebra y los caseríos hipotecados. Ahora, es todo”

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