Haré de tu huida mi propio duelo, voy a llorarte mi amor, pero a mi manera. Voy a pensarte un rato, pero tumbada en la hierba, para recordar que la vida sigue tras tu partida. Voy a mirar tus fotos y después buscaré las mías, aquellas que me hice antes de conocerte, porque sin ti había vida, y yo aprendí a reír mucho antes de tu llegada.
Voy a soltar todas las lágrimas que te pertenecen, pero bajo la lluvia, porque así se perderán y ya no serán más tuyas.
Observaré detenidamente tu lado de la cama, y tras ello me tumbaré ocupando todo el espacio, para volver a aprender que nadie completa a nadie.
Y después de un tiempo me daré cuenta de que ya estoy bien, que un cobarde como tú no se merece un duelo y amanecerá, como siempre.
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