Los duelos de apnea empezaron en noviembre.
Carlos decía que podía estar sin respirar durante tres minutos. Algún fanfarrón dijo que podía superarlo y alguien organizó una competición para ver quién era el mejor aguantando el aire.
Al principio era una broma, pasábamos unos segundos con la nariz tapada mientras controlábamos el tiempo con un reloj, a veces nos echábamos a reír. Poco a poco se fue perfeccionando.
Pronto hubo unas normas, se usaban pinzas para la nariz y una mordaza que tapaba completamente la boca. Se organizaron campeonatos con eliminatorias feroces en las que se apostaban todo tipo de bienes y servicios.
Desde la dirección del instituto no hubo ninguna reacción hasta el día en que murió Carlos.
La policía concluyó que todo fue un desgraciado accidente, que Carlos se sintió mal y trató de quitarse la mordaza, pero no pudo. También se dijo que alguien lo preparó para que se asfixiara, que en aquel duelo se estaban jugando salir con Lucía, una de las chicas más deseadas de la clase.
Hace ya tanto tiempo… no se supo quién era el rival de Carlos, pero a Lucía sigue sin gustarle que yo diga que nunca tuve buenos pulmones.
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