CYRANO:
Por la alegría de Roxana
hasta pospondría la mía.
Oh, diosa de mi poesía,
mitad Venus, mitad Diana.
TENORIO:
Odiosa es vuestra presencia
tanto como vuestra fama,
marchaos sin resistencia,
detesto usar la violencia
cuando rondo alguna dama.
CYRANO:
¿Quién osa hablar a Cyrano
de modo tan irrisorio?
TENORIO:
Apartaos, vil gusano,
o moriréis de mi mano.
¡Qué yo soy don Juan Tenorio!
CYRANO:
Había oído hablar de vos,
alejaos de Roxana.
Aquí bajo su ventana,
no hay sitio para los dos.
TENORIO:
Otro muerto en desafío
será de gran interés
porque así mi lista amplío,
que tengo un hueco vacío
y redondeo a treinta y tres.
Desenvainad el acero
que esto no hay quien lo resista.
¡Voto a bríos! No lo tolero,
no ha nacido caballero
que me impida una conquista.
CYRANO:
¿Vos mancillar la pureza
y el encanto de una rosa,
la criatura más hermosa
que hay en la naturaleza?
Defenderé con firmeza
a la diosa de mi cielo
y al finalizar el duelo,
os ensarto con destreza.
ROXANA
Vuestro amor se extralimita.
¿A duelos, cual críos, jugando?
Pues sabed que no me excita.
Os dejo, voy a una cita
que Valmont me está esperando.
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