sábado, 27 de enero de 2018

240. COMPLOT, de Dalmiro Gavilán

La llamada telefónica que he recibido me ha provocado una auténtica conmoción. Si acepto la propuesta no sé si me convertiré en cómplice, verdugo, asesino o en héroe de este duelo que tiene unos pocos reyes y muchos peones sobre el tablero de ajedrez.
El caso es que mi interlocutor me tiene cogido por los huevos y no me queda alternativa posible. No quiere dejar cabos sueltos y tengo que acabar con el testigo y principal implicado en el magnicidio.
Al otro lado del teléfono, aún no me lo creo, se hallaba el que fuera vicepresidente del gobierno. Me ha explicado todos y cada uno de los pasos que he de dar, a la vez que me ha repetido hasta la saciedad que tiene todo controlado, que a lo sumo me caerán dos o tres años de cárcel. Claro que si no lo hago y me denuncia puedo pasar el resto de mis días entre rejas.
Es un duelo en el que mi rival, al que no conozco, tiene que morir.
Ayer asesinaron a JFK y mañana tengo que acabar con Oswald, único acusado. Nixon me ha hecho llegar un Colt Cobra que descansa bajo mi almohada.

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