miércoles, 24 de enero de 2018

173. EL DUELO CONTRA ANA, de Amanda Rodríguez

Cada día y cada noche, ella susurraba a mi oído. Nunca descansaba y me torturaba sin darme ni un segundo de alivio. Hasta que sucumbía a sus encantos ella no cesaba. Su nombre era Ana. Ana se alimentaba de mi debilidad, y yo me refugiaba en ella para escapar de mi realidad. Yo creía que ella era la única que me quería, me comprendía y me protegía, pero al final me dí cuenta que sólo me estaba destrozando la vida. Ana vivía en las tinieblas, estaba sola y quería que yo me fuera con ella. Pero en ese país no podía entrar viva, sino muerta. Yo le decía que no podía quitarme la vida, y ella contesto que me ayudaría. Me dio las pautas para morir: mentir, no comer y no dormir. Durante un tiempo, yo solía llorar cada día y quería enfrentarme a ella y luchar por mi vida, pero al final me resigne a irme con mi amiga. Me apagaba como la llama de la vela cuando se consume la cera. Apunto estaba de caer en sus brazos, ya podía tocar los dedos de su mano. Pero llegó alguien y me aparto de su lado.

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