miércoles, 17 de enero de 2018

142. AMARGO DESENLACE, de Cristina Bensach

Manuel cayó al final por el peso de tanta caricia robada.
Desleal hasta el hartazgo, prefirió la derrota y la muerte aquel día.
Sabedor de la supremacía de su oponente, fue incapaz de pedir disculpas. De reconocer su error ante el que un día fue amigo.
Podría arrebatarle su último aliento, pero jamás sus recuerdos.

Y eso precisamente es lo que le duele al cornudo oponente.
No la mácula de su amada, ni el desaire fraternal.
Le aflige la sombra de la duda. Le corroe la posibilidad de que ella no fuera la víctima de un hurto amoroso, sino que, cual barragana, prodigara voluntariamente sus encantos al vencido.

La visión de la sangre que mancha la tierra y su espada no le alivia.
Tampoco la ya helada sonrisilla del caído, ni los lloros histéricos de su idolatrada, le ayudan a recomponer su alma herida.

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