miércoles, 17 de enero de 2018

141. NO HAY PLAZO QUE NO SE CUMPLA NI DEUDA QUE NO SE PAGUE, de Fuensanta Estremera

(La efigie de un caballero, iluminada por la luz de la luna, se recorta contra las paredes de un solitario convento. A su lado aparece, surgida de la oscuridad, una figura embozada que se le aproxima amenazadoramente.)
SOMBRA.-Por fin os encuentro, caballero.
CABALLERO.-(Jactancioso) Pues aquí me tenéis para lo que queráis disponer. Aunque no os conozco, os convido a saborear el acero de mi espada.
SOMBRA.-Dejad a un lado las chanzas. Vengo a cobrar una deuda.
CABALLERO.-(Airado)Yo soy un hombre de honor y nunca he tenido cuentas pendiente con nadie. Pero, si lo ponéis en duda…(Acaricia su espada) ¡Responderéis en un duelo!
SOMBRA.-Acepto. Desenvainad. Sin embargo, os aconsejo que os rindáis sin oponer resistencia. Soy invencible.
CABALLERO.-¡No me hagáis reír!( Le lanza una estocada) ¡Recuerdos a Satanás!
(Relampaguean las espadas en la noche oscura con un chasquido siniestro.)
CABALLERO.-¡Ay! (Cae desplomado) ¡Muerto soy! Mas, decidme, por compasión… ¿Cuál es la deuda pendiente por la que tan cruelmente me habéis castigado?
SOMBRA.- Los hombres, cuando nacéis, sois deudores sin tiempo, pero al cabo tenéis que pagar siempre. ¡Vamos, caballero, acompañadme! Que la hora ya está cumplida.
(El CABALLERO se levanta y sale acompañado de la MUERTE. La escena queda vacía.)


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