Había una vez un joven llamado D'Artagnan que retó en duelo a 48 individuos en una misma mañana. ¿Impulsividad? Imposible saberlo. Desde herreros, pasando por alguaciles, señoras de avanzada edad incluso un chino mercader y tres gatos.
Un duelo no es necedad, por lo que no fue inaudito que al atardecer todos los retados acudieran al sitio indicado con sus respectivas armas, instrumentos, utensilio de cocina y colmillos.
El joven de pueblo no había practicado con el estoque en su vida. Era una locura. No sobreviviría. Y si lo hiciera lo más probable es que alguna parte se desprendiera de su cuerpo.
Al final ganó. Sí, sí, 48 duelos exactos. No se sabe cómo lo hizo porque nunca quedaron testigos del incidente, pero lo único que se conoce es que D'Artagnan tuvo que huir de su pueblo dejando una pila cadáveres en el lugar.
Comentan que se encuentra en la capital y sirve al rey. Se cuenta que es un héroe.
En la comarca, D'Artagnan es conocido por acabar con dos quintas partes de una población rural en una tarde. Perdona que no estemos de acuerdo.
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