miércoles, 24 de enero de 2018

181. DESENGAÑO, de Maria Victoria Villegas

Cansada y temblorosa, así se encontraba Casilda. Si pensaba en la mañana, se le erizaba el vello.
Con el vaivén del animal, se quedó dormida a lomos del caballo.
El sueño le había devuelto al pasado, aquel del que había huído sin volver la vista atrás.
Todo había empezado bien temprano, las seis de la mañana, noche fría y oscura. Era la hora en que Don Enrique Grano de Oro, Marqués del Dorado, se había citado con un caballero. Aquel que había osado fijarse en su amada, Francisca . La ofensa estaba servida; él que iba a casarse con la joven, no podía consentir, que otro hombre pusiera sus ojos en ella. " Morir ó vivir" era su lema.
Lo que no se imaginaba Don Enrique , que aquel enamorado, era una jóven, Casilda.
Sólo tuvo que tumbar Don Enrique a su adversario, cuando al descubrir su rostro se encontró con una muchacha. Su sorpresa fue mayúscula; el perdón vino por sí solo, un caballero jamás le haría daño a una dama. De ahí al desenlace final, un paso. Ambas mujeres partirían del puerto más próximo al Nuevo Mundo.
Casilda galopa al punto de encuentro, Francisca le está esperando.

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