miércoles, 24 de enero de 2018

167. TU ERROR, de Jose Luís Díaz

–Y ahora,… ¿qué? –se pregunta el retador ante la tumba del retado–¿Qué sucede con la honra cuando no se gana ni se pierde, cuando la parca, indómita como ella sola, se anticipa a nuestro veredicto, si acaso alguna vez es nuestro, y dicta su inapelable sentencia sin más preámbulo?
»¿Debo argumentar, como haría un jurista, que el fin del ofensor extingue la responsabilidad de su ofensa o, por el contrario, debo suponer que solo el castigo, a pesar también de la muerte del perro, extingue… la rabia?
»Y, yendo al después, ¿acaso no debería sentirme aliviado, y hasta dichoso, porque la fatalidad, la tuya, claro, haya resuelto el lance felizmente a mi favor aún sin haberse producido? Tratándose de otro, yo mismo diría que sí: ¡¿Quién llora las bondades gratuitas?!
»Entonces,… ¿Por qué me siento… decepcionado? ¿Quizá porque tu final no ha venido de mi bala justiciera? ¿Quizá porque aquello que no se sufre tampoco se siente, a fin de cuentas, como propio? ¿Quizá porque la virtud y el orgullo no sean sino hermanos de un mismo padre?
»Y tu error… ¡Morir, según dicen, limpiando el arma que luego habrías de disparar contra mí! ¡¿Se puede ser más torpe?!

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