viernes, 19 de enero de 2018

148. REGRESO A ITACA, de Eloina Calvete

El andrajoso mendigo contemplaba sombrío el temible arco. Aquel que lograra tensarlo y disparar sería coronado como rey. Él conocía el trágico final del terrible duelo que estaba a punto de comenzar. Podía entender que aquellos otros hombres ambicionaran el poder. Comprendía que pretendieran la mano de la reina. En su casi eterno periplo viajero había llegado a conocer muy bien la condición humana, aunque no estaba dispuesto a renunciar a lo que era suyo por derecho. Odiseo, disfrazado de pordiosero, regresaba a casa para pelear su última batalla. Lamentó que su retorno se viera manchado de sangre, estaba cansado de luchar, pero sabía que tendría que matar a todos aquellos miserables y avariciosos embaucadores después de tensar su arco. Solo entonces podría al fin descansar de su largo, larguísimo viaje de regreso a Ítaca.

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