miércoles, 17 de enero de 2018
137. FORTUNE COOKIE, de Ana Loig
Hay cosas en la vida que llegan abruptamente y, sin embargo, se pronuncian suave: amargura, defunción, deseo. Y resultan, entonces, aparentemente transitables.
La muerte llega a la vida, es curioso. Como un epílogo de nuestra autobiografía que no leeremos.
Pero las muertes de los otros son otra biblioteca. La suya es esa carta que visitaré siempre a escondidas.
Toda su familia está en la sala, me miran de reojo, como si cupiera seguir fingiendo que no me conocen.
Se me acerca una muchacha y me pide fuego.
- No me queda- contesto.
- ¿Por qué estás aquí? - pregunta con el mismo tono.
Sonrío educadamente y desaparezco. No soporto hablar con nadie que no sea él, así que lo tengo difícil. Paseo por la estancia y me cuelo dentro de una chaqueta suya en la que hay un papelito. Es de una cafetería donde nos leían los posos del café. Siempre nos decían lo mismo: vais a ser muy felices. Y aun así nosotros volvíamos cada semana.
El papelito es de una galletita de la suerte que nos regalaron el último día que fuimos. Reza:
“Todos tenemos derecho al dolor”.
Debió ser una rebeldía de algún trabajador hastiado.
Me fui.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.