Si yo le pidiera que pensara en un guerrero, posiblemente se le vendría a su cabeza la imagen de algo similar a un caballero andante como lo fue Don Quijote.
Permítame que le haga dos preguntas: ¿Quién es el guerrero: el que lucha batallas o el que combate derrotas? ¿Quién es el ganador: el que gana batalla o el que aprende de sus derrotas? Y ahora, le vuelvo a pedir que piense en un guerrero. Seguro que ha cambiado la imagen de Don Quijote, ¿verdad?
Las batallas no se luchan en los campos, sino en el día a día. Todos somos guerreros que tenemos que afrontar derrotas y aprender de ellas. Así pues ¿quién vencerá: la fuerza o la perseverancia?
Para finalizar, le pido que para responder a todas estas preguntas se coloque frente a un espejo se mire y diga: Yo soy el guerrero que sustituyó a Don Quijote.
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