viernes, 19 de enero de 2018

151. AL INFIERNO, de César Núñez

En un lugar del cielo de cuyo nombre si quiero acordarme pero no enumero, porfiaban con mutuo aprecio don Guillermo y don Miguel:
—¿Me está queriendo convencer estimado amigo, de que en su querida España, se celebró con mayor entusiasmo nuestro aniversario? Después de cuatro siglos alojados en esta celeste venta, ¿intenta enjuiciar a las gentes de Inglaterra?
—De la misma forma afirmo don Guillermo, que la gloria cervantina en mi país es suprema. Y que mi pobreza en vida, culminó para mi júbilo y, complace a mis compatriotas con un patrimonio fértil en letras y profuso en literatura. A los hechos me remito del 2016.
—¡A los hechos! ¿A perdido el juicio don Miguel? No sea paria. Es usted un desdichado desheredado de su tierra y lo sabe.
—¿Me ha llamado paria? ¡¡Ha osado llamarme paria!! Ofende mi honor.
—No era mi intención camarada.
—Suerte tiene don Guillermo que hay un trecho de aquí a mis aposentos y, a mano no dispongo de mi par de guantes para arrojarle uno a la cara.
—La suerte y de la buena es la suya don Miguel. Perder un duelo en el cielo acarrea vida eterna en el infierno.

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